jueves, 29 de abril de 2010

Quizá no fuese tan complicada

Hay personas que tienen el don de refugiarse en la música, y es que cuando entras en la cálida cueva de unas seis cuerdas te das cuenta de que, por suerte o desgracia, no todo el mundo podrá disfrutar alguna vez de esos momentos de éxtasis. Y la chica con la sonrisa de hierro tuvo ese gran regalo de unos dioses perdidos.
Hay personas a las que se les nota el nerviosismo, y a ella sin duda se le veía a kilómetros. Le temblaban las piernas, reía constantemente, hablaba por los codos y la mayoría de veces sólo para decir barbaridades.
Hay personas que agradecen compañía en la cama (y más aún en una noche de invierno), y sin ser menos lo mostraba cariñosamente en horizontal a la realidad. Que bien la recuerdo, se enredaba a tus caderas con sus largas y delgadas piernas y colocaba su respingona nariz en tu cuello, para erizarte el pelo con su respiración... para qué si no.
También hay personas que saben bailar, cocinar, hacen deporte, se sientan con desconocidos en el tren, comentan las peliculas sin esperar al final, adoran los días de lluvia, madrugan un domingo o pasan tiempo en familia. Y ella no era nada de eso, ni lo sería jamás. A veces le decían que no podría cambiar nunca, y no veía el problema por ningún lado. Siempre detestaría bailar, nunca tendría apetito y el deporte ya no llenaba sus pulmones, asi que era una causa perdida.

lunes, 26 de abril de 2010

¿Y qué más da lo que pasaría?

¿Qué pasaría si rozo con mi lengua cada uno de tus lunares para notar como te estremeces bajo las sábanas? ¿Y qué si nos molesta la luz en una oscura noche? Si nos molesta hasta la ropa... ¿Qué pasaría si te digo que me muero de ganas, que cuando me muerdo los labios así es de lo nerviosa que me pongo a tu lado? ¿Y si tú te fueses y me quedase sin esos momentos a medias? ¿Qué pasaría si te digo que me basta con abrazarte, mimarte y susurrarte? ¿Y qué si no tenemos el valor para decirlo a gritos? Es magia, que juramos que durará para siempre. Magia, de las palabras a los hechos. Magia... hasta quedarnos sin aliento. ¡Bendita magia! ¿Qué pasa si te digo que me pones, que me encantas, que me das vida con esas cosquillitas en el estómago?
Algún dia te diré todo eso, y más. Hasta entonces, conformemonos con las miradas inocentes y las palabras que derrochan sexo.

sábado, 24 de abril de 2010

Eah.

---x---

Sólo en el silencio, la palabra.
Sólo en la oscuridad, la luz.
Sólo en la muerte, la vida.

Brilla el vuelo del halcón
en el firmamento vacio,
la creación de Eah.


---x---

lunes, 19 de abril de 2010

Porque la chica de la sonrisa de hierro no tenía el corazón de acero...

... y soñaba día a día, como cualquier ser infantil, risueño y esperanzado, con diminutas metas que quizá nunca llevaría a cabo.
Soñaba desde pequeña con vivir unos meses en esos países en los que, a veces, siempre es de noche. Tambien se le llenaba la mente de sonrisas con pensar en largos viajes con un futuro coche, hacía vete tú a saber donde. Soñaba, incluso despierta, con conciertos en bares a miles de kilometros de su casa, un foco abrasador, una desgastada amiga de seis cuerdas, y un público pidiendo más a gritos. Esta singular chica soñaba con las botas militares perfectas, el pelo perfecto, la casa perfecta, la guitarra perfecta, perfecto sexo, perfecto trabajo, perfecta vida irreal. Y fue, quién sabe si demasiado pronto o demasiado tarde, en su plena adolescencia cuando se dio cuenta de lo inútil que es luchar por un perfecto equilibrio. Por las fiestas, las "mentirijillas", el éxtasis de un sábado por la noche en el puerto del Pueblo Perdido, los días en los que follas y los días en los que haces el amor, los atracones de comida a las 3 de la mañana en camas ajenas, el cigarrito de después, el porro de antes, las lágrimas de dolor y las cicatrices del pasado. Todo eso desaparecería con un perfecto equilibrio que jamás lograría alcanzar. Así, aprendió a buscar siempre algo mejor teniendo en cuenta sus defectos, para hacerles cosquillas en las mejillas... y salir ganando.

jueves, 15 de abril de 2010

Ensayo de una muerte lejana. (A.M.)

El sonido de la alarma le perforó los oídos como ninguna otra tarde. Llevaba menos de treinta minutos durmiendo, pero a ella le pareció que habían pasado horas. Abrió torpemente los ojos y notó su boca deshidratada a causa del tabaco y la falta de alimento. ¿Cómo podía haber permitido que su paraíso, su trocito de cielo, se convirtiese en un misero zulo oscuro y desordenado? Ni ella misma lo sabía, esta vez había perdido el control, pero de verdad. Le era humanamente imposible mover su cuerpo ni un centimetro y tampoco recordaba la última vez que probó bocado o había hablado con alguien sin gritos ni histeria. Se estaba hundiendo en aquella vieja cama y no podía hacer nada para evitarlo. Como si de una aguja se tratase, el miedo le punzaba cada poro de la piel. Tenía el cuerpo helado y sudaba a mares.

-Se apaga la luz. Fin de la función.

viernes, 2 de abril de 2010

Tantas horas... ¿perdidas?



Nadie se paró a pensar en el gran ejercicio de contemplación que hizo durante tantos. Mirar para ver, y volver a mirar para volver a ver. Así una y otra vez, días negros, blancos, días grises. No importaba el adjetivo que saliese de las bocas de nuestros duros jueces, pues en nuestro particular Nirvana todo desaparecía. El sonido se teñia desgastado fielmente agarrado a nuestras silabas. Y no había momento en el que mirasemos el reloj, pues el tiempo es juez y parte y muchas veces la jugó. Nos enfadabamos y poniamos de morros si alguien se atrevía a ocupar nuestro lugar, pues era imposible que nadie lo usase tan bien como nosotros, y ni siquiera fue nunca nuestro...