sábado, 27 de febrero de 2010

Cicatriz.

Me sangran las encías, me duelen las puntas de los dedos y apenas puedo cambiar mi posición fetal en la cama. No puedo mover el cuello y no puedo hablar bien, como si alguien hubiese intentado ahogarme con sus manos. Me duele al respirar... se me rompe el pecho. Este cuarto es demasiado grande para una persona tan pequeña como yo. Me hago diminuta entre las sábanas frias y llenas de ceniza. Las paredes se ensanchan y se alzan a sus anchas, pues ya ni con ellas puedo contar.
A la vez que mi corazón pierde velocidad la gana el reloj de mi mesilla, y se me escapa el tiempo de las manos.
Eso me hace gemir de dolor, sollozar y hacer pucheros, como cuando tenía 4 años y llevaba 2 semanas sin ver a mi madre viviendo en la misma casa.
Ahora lloro descompasada, con esos llantos entrecortados, y grito en un susurro.
Nunca fui de esas personas que abrazan a su almohada, y cuando intenté hacerlo la sentí fria y muerta.
Noté los parpados pesados, los ojos hinchados y la nariz húmeda. Noté el sabor del humo en mi garganta y mis labios agrietados. Noté mi pelo alborotado y mis pantalones caídos. Noté ajena mi piel y delgados mis brazos. Noté mis pies encogerse del dolor y mi espalda se contraía con pequeñas punzadas molestas. Noté los hombros cargados y pesados, y noté mis costillas debilitarse.
Llovía en tres cuartas partes de la habitación dejando las cuerdas secas pero humedecidas.

jueves, 25 de febrero de 2010

Sé mi clave de Sol.

He pensado en ti, oscura y cálida noche febril. Y, sin quererlo, me he reñido por quedarme sólo con las risas, las coincidencias, los planes no planeados y las miradas de niña. Claro, no he podido evitar preguntarme con qué más deberia quedarme cada vez que pensase en ti, y no había nada más. En mi cabeza habia risas, comics, fotos, momentos, personas en común (que van y vienen), porros, alcohol, borracheras, domingos resacosos, conversaciones filosoficas, los momentos en los que nos desahogamos, chistes, frases que repetimos una y otra vez durante semanas, cartas, ropa estrafalaria, rastas, pulseras, piercings y tatuajes, infantiladas, peliculas, cenas, comidas y desayunos. No había nada más que no fuese... vida.
Jamás me cansaré de repetirtelo, eres mi rayo de sol que primero me despierta haciendome enfadar y luego me hace cosquillas en la nariz haciendome reir puerilmente. Eres una vela encendida en mi cuarto, eres mis manos cuando con ellas hago música, eres los brackets que chocan constantemente con mi lengua, eres mi soga al cuello y mi simbolo de libertad.
Eres mi cigarrito al despertar, mi película por las noches, mi hierro antes de comer, la piedra de mi Clipper, los tornillos que permaneceran hasta la eternidad en mis adentros.
Eres un perfume aterciopelado en una mañana de sábado, eres una frase bonita en una pared solitaria, eres las marcas que quedan en mi pared después de quitar un poster.
Eres tú, que eso es lo más importante.
Aunque, por encima de todo, eres mi rubia.
Ahora estás sonriendo con esa cara de niña que me vuelve loca ¿lo sabes, no?

domingo, 21 de febrero de 2010

E sarà bellissimo.

Aquella niña perdida puso atención en los chasquidos de la lluvia y, levantandose, se rompió uno a uno los huesos del alma oyendo un sonido hueco de sus pies golpeando el suelo helado.
Una vez hergida miró su reflejo en aquel sucio espejo y, por primera vez, se habló:
-No puedes seguir así... mirate, cosiendo madrugadas, pensando siempre "y si mañana pasase..." y jamás ocurre. ¡Há! ¿Quizá aspiras demasiado alto y no eres más que una hormiga entre gigantes? No lo habias pensado ¿eh? ¡Pues ya es hora!
No hizo ningún esfuerzo para luchar contra las lágrimas que recorrieron sus mejillas rosadas.
-Joder... no quiero mandarlo todo a la mierda... dios, no, no puedo llorar. Así, así. Mañana madrugaré, y pensaré en él, y será bellísimo, y quizá hablemos o me pida un cigarrillo por la calle. Puff... qué asco. Quiero dormir hasta verano, por favor...

Se tumbó en la cama haciendo ruido, le dió tres caladas a su último porro y lo apagó con rabia. Bebió de la botella de vodka que guardaba en el armario. Apagó las luces y, sin darse cuenta, pensó en un bonito amanecer.

De carne, hueso y alma.

Si tus ojos no cambiaran todas las mañanas sería tu dueño, te trataría como lo haría la noche con los sueños.
Desayunariamos sonrisas y destellos de colores en el techo. Cuerpos templados y manos traviesas, frases sin terminar, sin punto final jamás.
Te pediría una respuesta porque ya es hora de darla, pero me olvido de que jamás te pregunté nada por miedo a perder.

lunes, 15 de febrero de 2010

No sé porque lo dije un martes de madrugada.

-Mamá, ¿puedo confesarte una cosa?
-Dime. - soltó con desgana atendiendo a otra tarea.
-Cuando duermes das miedo, apenas respiras y estás tan tranquila que... da miedo ¿sabes?
-Por eso deberias dormirte antes que yo.
-Esque, todas las noches, tras dar vueltas en la cama, voy a apagar la luz de tu mesilla y te doy un beso, para comprobar tu aliento.
-¿Mi... aliento?
-Sí, no podría soportar la idea de seguir sin ti. Vamos, esque no podría existir sin ti. ¡Zas! Me descompondría, desaparecería, mis atomos se esfumarian, chas. Por eso me duele que siempre estemos de morros, porque algun día desapareceremos.

domingo, 14 de febrero de 2010

Quizá sea mejor así.

Deja de pensar, de actuar, de retorcerte de ganas, no dejes que tu imaginación vuele a sus anchas, deja de seguir su ritmo, de intentar comprenderle.
Deja de consentirle todo sólo por algo tan tonto como un enamoramiento adolescente.
Refugiate en tu cuarto con olor a lilas y mira por la ventana, mira desde el otro lado los dias pasar.
Callate si no estas seguro de lo que dices, deja de mentir a todo el mundo diciendo que estás bien, deja de contestar.
Deja de seguir consejos para no decepcionar, y no por tu propio pie.
Deja de pensar que lo sabes todo, pues simplemente eres la persona más importante de planeta para ti mismo, y no para ajenos.

Fue un amor imposible, nuestro amor... pero fue un amor bonito, nuestro amor.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Cebras púrpura a donde quiera que vas.

Cómo cada noche se había dormido, rendida, en el sofá descolorido de su salón. Faltaban escasas horas para el que ese amanecer de domingo se dejase notar por las ventanas abiertas de par en par. Despertó sobresaltada con el corazón acelerado por el sonido ensordecedor de su timbre.

-¿Quién es? ¡Son las tantas de la madrugada! - soltó con un agudo chillido tan borde como de costumbre. (Un consejo, nunca le despiertes si no es suavemente)
-¡Baja ahora mismo, por favor!
-¿Qué coño dic...? ¿Elm, eres tú?
-Sí, oye...
-¿Qué quieres? Es muy temprano, joder...
-Vamonos o no llegaremos a tiempo.
-¡Si no habiamos quedado!
-Lo sé, pero se nos hace tarde.
-¿Para llegar dónde?
-Donde sea, lejos, muy muy lejos, las dos solas y no volvamos nunca ¡nunca más!
-¿Has bebido, verdad?
-¡No! Escucha, te hablo en serio, he cogido el coche de mi padre y dinero suficiente para gasolina y comida para un mes o más.
-¿Te has vuelto loca? ¿Y las clases? ¿Y mis padres? Ademas, ¿Cómo coño vas a conducir un coche?
-No hay nadie por la carretera, aprenderé pronto, he venido hasta aquí, no me dejes así. Vamonos, estoy harta de... de esto.
-¿Harta de qué?
-¡De todo! Necesito ver cosas nuevas, lugares nuevos, olores nuevos, sabores nuevos, colores diferentes, sensaciones nuevas... quiero vivir un poco, un poquito al menos. Y no puedo si no es contigo ¡Se me va a morir el alma si permanezco en esta carcel un día más!
-Ey pequeña... no.. no llores ¿vale? Sube, qué te preparo café con tostadas y nos fumamos un piti tranquilas.
-No puedo más... - dijo derrumbandose y echandose a llorar.

Bajó a por ella a su portal y la subió casi en hombros. 45 minutos despues estaban ya lejos, sin soltarse de la mano, la música demasiado alta en el coche, cuando empezó a amanecer dentro de ellas mismas... aunque aún estaba de noche.




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