martes, 19 de enero de 2010

Intensidad.

Acorde va, acorde viene. Sentada en el filo de mi cama intentaba componer algo bonito para ti pero ya ni me salian las palabras ni me fluian las notas... Entraste en la habitación saltando como un niño pequeño.
-Te noto triste ¿va todo bien? -me dijiste con una media sonrisa dibujada en la cara.
-Es la guitarra, le pasa algo.
-¿Qué sucede?
-No... no puedo componer nada decente... -dije con la voz entrecortada.
-Estas demasiado tensa, vamos a relajarnos un poco que te he preparado una sorpresa. -me susurraste cogiendome la mano.
Y allí estabamos 10 minutos después, en una bañera llena de espuma, con velas que proyectaban luces de colores por todo el cuarto, Pink Floyd sonando en un viejo reproductor de Cd's y nosotros sin nada que ocultar. Eras mio y yo te pertenecia, no había nadie más en miles, miles de kilometros a la redonda y nuestras risas se colaban por la ventana haciendo bailar a los gatos que nos esperaban fuera.
-Mírame. -te dije seria mientras tú jugabas con la espuma.
-Dime.
-¿Crees en la perfección?
-No, sería como ponerle límites a lo bonito ¿no crees? -me contestaste con voz segura y rasgada por el humo de tu cigarrillo.
-Cierto, no le pongamos límites a lo bonito.
-Pero esque... tu y yo somos muy bonitos ¿sabes? mucho mucho. Eres tan bonita que me haces ser bonito, esta habitación es bonita y este momento es bonito.
-Vamos a la cama, voy a quererte esta noche como no te ha querido nadie.

1 comentario: